“Es necesario que las empresas asuman la responsabilidad en la gestión de los residuos que generan sus pilas y baterías una vez finalizada su vida útil, tal como lo hacen en Europa, Estados Unidos, Canadá y Colombia entre otros. Aquí muchas empresas no sólo no se hacen cargo de su basura electrónica sino que, además, hacen todo lo posible para desentenderse del problema”, señaló Yanina Rullo miembro de la Campaña contra la contaminación de Greenpeace.
Si bien las pilas y baterías representan un porcentaje bajo del volumen total de residuos sólidos urbanos son, junto a los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, una de las corrientes con mayor aporte de metales pesados. Todas las pilas contienen metales peligrosos como cadmio, mercurio, plomo, manganeso, níquel, zinc y litio. En países como Francia, Canadá, Suecia o España existen recicladores que tratan estos residuos y recuperan sus materiales para ser utilizados nuevamente por la industria. Hoy en día se puede recuperar hasta un 90% de los materiales de las baterías recargables y cerca de un 50% de las pilas comunes, sin embargo, en Argentina se siguen enterrando con los residuos comunes, generando contaminación y derroche de recursos.
Según Rullo, “el resultado del Programa de recolección de pilas y baterías agotadas llevada a cabo por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del cual se acopiaron 10 toneladas de estos desechos que hoy tienen destino incierto, es una muestra de lo que pasa en todo el país. Son las empresas importadoras las que deben encargarse de darle la mejor gestión y tratamiento a los residuos de sus propios productos, empezando por estas 10 toneladas”.
Greenpeace impulsa que el principio que establece la Responsabilidad Extendida del Productor alcance el estatus de ley nacional de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, para que los gobiernos locales y la población a través de sus impuestos dejen de ser los responsables de administrar la contaminación de los dispositivos eléctricos y electrónicos. Desde hace dos años, la ONG viene trabajando por una ley nacional que regule la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, entre ellos las pilas y baterías.
“Las pilas y baterías junto con el resto de los aparatos eléctricos y electrónicos se encuentran hoy en una zona gris con respecto a la legislación vigente en materia de residuos. Por un lado corresponden a los residuos domiciliarios porque surgen del flujo habitual de los residuos domésticos, pero por el otro cumplen con los criterios de residuos peligrosos, por sus componentes”, señaló María Eugenia Testa, directora Política de Greenpeace. “Es necesario que, para este tipo de residuos, se establezca el principio de Responsabilidad Extendida del Productor, que amplía la responsabilidad legal y financiera de los fabricantes e importadores una vez finalizada la vida útil de estos artefactos. En Argentina estas empresas deben hacer lo mismo que hacen en otros países, responsabilizarse por la gestión de los residuos de sus propios productos”, concluyó Testa.
Por otro lado, y a través de su página web, la organización ambientalista invita a los consumidores a pedir a las empresas que se hagan cargo de las pilas y baterías usadas. Hasta hoy, en menos de un mes, más de 80 mil personas enviaron su demanda.
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